Casa de los Indios

Solo recorrer su hermoso y verde jardín entrelazado por calzadas de adoquines y arcos de piedra producen una sensación de tranquilidad instantánea. Por algo es elegido como lugar de retiro espiritual por mucha gente. Quién mejor le puede guiar es Estela Cardozo, que lleva veinte años cuidando y explicando el museo a los viajeros con voz tranquila y extrema paciencia.
Aquí se exhiben, en cuatro salas, 30 imágenes talladas en madera policromada que son notables representaciones del barroco hispano-guaraní. Los temas de las salas son: La Creación, La Redención, La Historia de Cristo en la Iglesia y La Compañía de Jesús.
Es un deleite observar de cerca el detalle de las manos de las esculturas: se ven hasta las venas y los poros de la piel o el sutil movimiento de las túnicas. Además es un museo vivo. Varias salas siguen ocupadas por estudiantes y jóvenes aprendiendo las artes del tallado, la pintura y el canto alrededor de un maestro al igual que hace cinco siglos.
Derlis Cardozo, maestro de tallado en madera transmite a sus estudiantes el mismo conocimiento que tenían los guaraníes en la época de las misiones. “Formamos jóvenes para que descubran a su artista interior y sean multiplicadores de la cultura y así perdure”, explica el profesor